jueves, 10 de julio de 2014

El incendio de las morales que se bifurcan



Un Principio Ético y un Sentido Común iban de paso cuando percibieron a lo lejos una columna de humo. Rápidamente se dirigieron al origen de donde procedía el esperado incendio, dicho lugar resultó ser una Clínica de Maternidad y Reproducción Asistida. Había muchos heridos que habían logrado escapar del edificio, entre los cuales se encontraba, a punto de desfallecer a causa del humo, un Determinismo Moral.
―¡Auxilio, sigue allí dentro un frasco con cien embriones humanos! ¡Ayúdanos Principio Ético, debes salvar a los embriones, son cien vidas humanas en peligro!
El Principio Ético se adentró entre las llamas hasta llegar a la habitación donde estaban los embriones, estaba a punto de tomar el frasco cuando se percató que había un niño recién nacido en una incubadora, el cual seguramente había sido olvidado por el Determinismo Moral. Intentó tomar a los dos pero a causa de su limitado raciocinio le era imposible rescatar a ambos; el Principio Ético sabía que debía seguir las indicaciones del Determinismo Moral, pero sentía que algo no iba bien. Era tal su dilema sobre a quién salvar que entró en crisis existencial y se desmayó. Cuando todo parecía perdido, el Sentido Común llegó al rescate. Gracias a su poderosa lógica, con un brazo tomó al recién nacido y con el otro brazo recogió al Principio Ético y los sacó del edificio a punto de derrumbarse.
―Eres un tonto, ¿por qué rescataste un solo producto a término en lugar de los cien embriones? ―le espetó un Pensamiento Pragmático al Sentido Común una vez que salió del siniestro con sus dos cargas―. El Determinismo Moral le dijo al Principio Ético que salvara específicamente a los cien embriones, ¿qué no sabes contar?, se han perdido cien vidas humanas, a cambio de solo una.
―El más tonto eres tú ―le dijo el Sentido Común―, no necesito un doctorado en bioética para saber que cien embriones de dos semanas no significan nada al lado de un recién nacido. Sólo son células como cualquier otra que conforma un organismo, ciertamente con un contenido genético humano pero sin ninguna clase de conciencia. En cambio, el recién nacido es un individuo completamente formado que siente dolor e interacciona con el mundo exterior, lo que lo hace más parecido a una persona, por lo tanto le tengo mayor empatía. Corrección: salvé a un ser humano en lugar de cien células que no tienen ningún gramo de humanidad dentro de ese frasco.
―¿A dónde vas? ―dijo el Principio Ético una vez que regresó de la inconsciencia, mientras veía a su compañero que disponía a marcharse solo―, tienes que enseñarme a ser como tú. ¡No me dejes con el cegado Determinismo Moral ni con el nefasto Pensamiento Pragmático!
―No te preocupes, te ayudaré, voy a ver si esta vez tengo suerte de ser aceptado dentro de las cabezas de muchas personas. Que tanta falta les hago.


Por Daniela Ávila





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